El TDAH o trastorno por déficit de atención e hiperactividad se caracteriza por tres síntomas principales, la falta de atención, la hiperactividad, tanto motora como verbal, y la impulsividad. Estos síntomas pueden ir acompañados de otros signos como pueden ser de tipo aprendizaje. Los tres principales (inatención, hiperactividad e impulsividad) no necesariamente tienen que aparecer a la vez, si no que hay un amplio espectro de conductas.
Son niños que pueden presentar problemas a nivel escolar por la falta de atención, no consiguen concentrarse en lo que están haciendo, sobre todo si necesitan realizar una actividad en la que se requiera la atención sostenida, por ello no terminan los trabajos y los dejan a medio hacer, se distraen muy fácilmente y parece que “están en la nubes”. Parecen estar siempre en continuo movimiento, no paran quietos, interrumpen al profesor con frecuencia, molestan a los compañeros… En ocasiones dicen cosas sin tener en cuenta las repercusiones que pueden tener en otras personas, a nivel afectivo.
Pero hay que tener cuidado, por que este trastorno puede presentarse de diferentes formas, es decir, hay un tipo en el cual la falta de atención es evidente junto con la hiperactividad y la impulsividad, el segundo tipo se caracteriza por la falta de atención pero son personas muy tranquilas, y el último tipo tiene un predominio de hiperactividad y de impulsividad pero no presentan problemas en la atención.
La frecuencia con la que aparece es en torno a un 3 y un 10% de la población escolar, aunque hay un cierto consenso en el 5%. La incidencia es mayor en niños que en niñas.
Hay que decir que el ambiente escolar y la vida familiar desorganizados repercuten negativamente empeorando los síntomas.
El origen del trastorno aún no está muy claro ya que hay distintas enfermedades que pueden mostrar síntomas parecidos, y por ello es tan complicado su diagnóstico.
Algo muy importante que hay que tener en cuenta es que estos niños no tienen ningún tipo de limitación intelectual por tener este trastorno, si no que pueden poseer una inteligencia superior o igual al promedio. Lo que sí ocurre es que tienen una forma de aprender distinta, además se debe tener en cuenta que se aburren mucho en clase y por ello lo tienen más difícil que el resto de compañeros.
El diagnóstico debe ser realizado por personal cualificado como puede ser un psiquiatra, neurólogo, psicólogo ...
Fuente: Consumer Eroski