Emitir mensajes claros, redactar de manera inteligible y huir de la retórica son claves en la elaboración de trabajos escolares
Durante el curso, los alumnos deben entregar multitud de trabajos escritos y realizar otras tantas exposición orales. En todas estas actividades, la expresión es fundamental, ya que si bien se valora el contenido de cada trabajo, el modo en que se comunica suma puntos en la calificación final. Unas normas sencillas ayudan a mejorar el resultado y obtener una buena nota. Entre estas destacan la emisión de mensajes claros y la redacción o presentación inteligible de los textos.
Mediante trabajos escritos o exposiciones orales, los estudiantes se someten durante el curso escolar a diversas pruebas que evalúan su nivel de aprendizaje y expresión. En estos casos, el qué y el cómo son igual de importantes, ya que denotan el dominio de la materia por parte del alumno, así como su control del lenguaje.
Presentación de trabajos escritos
Además de los exámenes, los estudiantes deben entregar durante el curso diversos trabajos escritos. La expresión es un aspecto importante en educación secundaria y ni siquiera los alumnos que cursan itinerarios científicos se libran de las redacciones. Debe ser así porque la elaboración de trabajos es una constante que se mantiene en la universidad y en el momento de realizar trabajos de investigación o tesis, entre otros. ¿Pero cómo hacer estos trabajos?
- Ante todo, se deben evitar las perífrasis, es decir, frases largas que conforman un rodeo de palabras.
- Se deben emitir mensajes claros y directos, construir frases sencillas que se entiendan en una primera lectura y contengan los verbos justos.
- Los ejemplos son útiles para aclarar las explicaciones anteriores.
- La redacción debe ser inteligible en conjunto para que el lector entienda el mensaje.
- No se deben repetir las mismas palabras ni verbos, sino recurrir a sinónimos. Además, los adjetivos aportan valor a los textos.
- En cuanto a las ideas, se tienen que distribuir en párrafos, de manera que cada idea se explique en un párrafo.
- Si el trabajo ha de entregarse con un título, se tiene que elegir uno que resuma el objetivo del mismo.
- Diseñar una portada que contenga el mensaje del trabajo también es un punto a favor del estudiante.
Cuando el trabajo consiste en un comentario de texto, las tareas que se deben realizar son las siguientes: redactar un breve resumen del texto, elaborar un esquema con las ideas principales, analizar el contenido de un fragmento, efectuar un comentario crítico o exponer la opinión de forma argumentada.
Utilizar el vocabulario adecuado
Los diccionarios son herramientas muy útiles para los estudiantes. Por ello, conviene que se acostumbren a utilizarlos y que recurran a ellos para aprender palabras nuevas, conocer sinónimos o mejorar en general el dominio del lenguaje. La Real Academia Española de la Lengua publicó en septiembre del pasado año la segunda edición del Diccionario del estudiante, dirigido a alumnos de secundaria y bachillerato.
Se ha compuesto en especial para estudiantes de 12 a 18 años con un objetivo claro: el aprendizaje del español y su uso correcto. Se intenta que el alumno se "desarrolle plenamente como individuo capaz de expresarse con precisión y eficacia". Para ello, se compone de más 40.000 voces y locuciones, "seleccionadas para recoger el vocabulario fundamental que en su trabajo debe manejar un estudiante de secundaria y bachillerato".
Exposición oral en cuatro pasos
Las presentaciones orales son las más temidas por los alumnos. Aunque se tengan las ideas muy claras, no siempre es fácil expresarlas. Para una presentación convincente, ordenada, ilustrada y amena aconseja, en primer lugar, tener claro un objetivo, no perderse en explicaciones o definiciones vagas, sino destacar un propósito claro.
Una vez acotado este objetivo, se debe estructurar la presentación, realizarla de una manera "limpia" para que los oyentes entiendan el mensaje. Los pasos son cuatro:
- Introducción. Hay que captar la atención de la audiencia desde el principio, por lo que conviene redactar la primera parte del discurso, sin dejar espacio a la improvisación. Antes de nada, hay que transmitir el objetivo, la duración de la presentación y la estructura para que los oyentes conozcan qué les espera.
- Posición. Hay que centrar el objetivo de la exposición en el momento actual.
- Desarrollo. Es la parte crucial, ya que no ha de aburrir a la audiencia. El resultado será mejor si se sigue un esquema y se completa la presentación con ejemplos, esquemas, imágenes o gráficos.
- Sumario. Es el momento de hacer hincapié en las conclusiones y, sobre todo, en la idea central que se remarcó al principio y que se quiere subrayar.
Fuente: EroskiConsumer