Los niños afectados por acoso en el ámbito educativo estarían mejor preparados para resolver la situación si optaran por intentar hacer nuevos amigos
El acoso escolar o bullying es uno de los problemas más graves a los que se enfrentan los alumnos en su contexto académico. Además de hacer mella en la salud psicológica de niños y adolescentes, es un problema todavía poco denunciado. Una reciente investigación demuestra que los afectados se pueden enfrentar a esta situación con tres estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser popular o intentar pasar desapercibidos.
Dan Olweus, psicólogo noruego considerado uno de los pioneros en el estudio del acoso escolar, asegura que un niño o adolescente se convierte en víctima de este tipo de maltrato "cuando está expuesto, de forma reiterada y a lo largo de un tiempo, a acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros estudiantes".
El pasado mes de octubre, la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y de Atención Primaria (Sepeap) alertaba de que entre un 2% y un 10% de los niños españoles padecen el grado "más grave" de acoso, mientras que entre el 15% y el 35% sufren agresiones leves. Además, un 90% de los casos de acoso escolar están ocultos ya que, según sus estimaciones, "se notifica solo un 10%" de los casos registrados en España. Aparte de las consecuencias físicas que puede tener el acoso escolar (peleas, agresiones, etc.), conlleva importantes efectos negativos en la salud psicológica de quien lo sufre: trastornos emocionales, ansiedad, depresión, problemas de autoestima, ideas suicidas e intentos, a veces consumados, de suicidio.
Una investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) y la Universidad de Illinois (ambos de EE.UU.) refleja cómo los niños intentan enfrentarse a la situación de maltrato que viven. Para este estudio, se entrevistó a 373 alumnos de segundo de primaria y a sus profesores. Casi la mitad de los estudiantes aseguraban que habían sufrido algún tipo de intimidación física o psicológica. Según se extrae de este trabajo, las víctimas de acoso escolar pueden desarrollar, como norma general, tres tipos de estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser populares o intentar pasar desapercibidos. Como explica Karen Rudolph, autora principal de la investigación, conocer cómo reaccionan los alumnos puede contribuir a reducir la intensidad o la frecuencia de las agresiones.
Tres estrategias para frenar el acoso
Una de las estrategias más utilizadas por los alumnos afectados es intentar hacer nuevos amigos. Las niñas fueron quienes más optaron por ella. Para Rudolph, de esta forma se evitan reacciones impulsivas y se llevan a cabo "respuestas constructivas, enfocadas a aprender de la situación y mejorar en la gestión de las emociones". También se estudió de qué manera al año siguiente, cuando los niños estaban en tercero de primaria, sus habilidades sociales podían ayudarles a manejar el conflicto. Descubrieron que los niños que seguían la estrategia de intentar hacer nuevas amistades mejoraron su autoimagen. Además, se esforzaban por lograr otras soluciones, como pedir ayuda a su profesor o buscar apoyo psicológico en otras personas.
Otra táctica es la que seguían los niños que se esforzaban por "parecer guays", según sus propias palabras, ante los demás. Como se cita en el estudio, los afectados buscaban "caer bien a los demás, estar en el grupo de los niños populares". El problema de esta manera es que fomenta las reacciones impulsivas y de contraataque en los afectados de acoso. Estos niños, además, tenían una imagen negativa de sus compañeros de colegio.
Como señala Rudolph, "el tercer método utilizado era no hacer nada que pudiese llamar la atención de los demás, que perjudicara su reputación o le dejara en ridículo", es decir, pasar tan desapercibido como fuera posible. No reaccionaban tanto de forma impulsiva y se esforzaban en no responder a los ataques de sus acosadores. Su táctica era responder de forma pasiva a las agresiones sufridas. Para los investigadores, esta estrategia puede ser muy útil en los grupos de chicos, ya que estos destacan por un comportamiento más agresivo físicamente que las chicas, si bien conlleva el riesgo de que el acosador aumente la intensidad de sus agresiones.
LA MEJOR ESTRATEGIA
Para Karen Rudolph, la estrategia de intentar mejorar las habilidades sociales y hacer más amigos sería la más adecuada para resolver el conflicto. Es importante señalar, por otro lado, que los alumnos pueden optar tanto de forma consciente como inconsciente por las estrategias. Otro dato relevante es que los niños que sufrieron un acoso más grave en segundo curso de primaria empleaban con más frecuencia estrategias de pasividad en tercero.
Además, tendían a pensar más sobre el problema que sufrían, pero eran menos capaces de poner en marcha habilidades que les ayudaran a resolverlo. La forma de reaccionar elegida por cada niño dependería tanto de factores biológicos como de su experiencia, aunque los autores del estudio insisten en que se necesitan más investigaciones en este campo.
Fuente: EroskiConsumer