Es la base de una convivencia pacífica
Una característica del ser humano es su sociabilidad, estamos obligados a convivir con otros. El respeto a los demás es la primera condición para establecer las bases de una convivencia pacífica auténtica.
Sin duda alguna, la palabra respeto es una de las más presentes en la vida escolar. Desde muy pequeños se nos dice que hay que respetar las cosas, los horarios, las normas, el entorno, a uno mismo y sobre todo, que hay que respetar a los demás. A veces damos por hecho que todo el mundo entiende lo que significa respetar, pero a juzgar por el comportamiento de muchos chicos y chicas (y también el de muchos adultos), no sería una pérdida de tiempo realizar algunas actividades específicas para reflexionar sobre qué actitudes y comportamientos son los más adecuados para construir una convivencia basada en el respeto.
El punto de partida es la dignidad de la persona.
El respeto comienza con la consideración del otro como alguien valioso en sí mismo y con los mismos derechos. Reconocer en los demás su dignidad como personas y no dejar espacio a las manifestaciones discriminatorias, supone el inicio de un largo camino cuya meta es la construcción de una sociedad más justa.
Es conveniente señalar que en ocasiones se confunde el respeto con otras actitudes que poco o nada tienen que ver con él:
EL RESPETO NO ES....
* Omisión, el respeto es activo, intenta construir desde la acogida, la aceptación y el diálogo, pero a veces nos escudamos en el “yo no puedo hacer nada”.
* Intimidación, porque con frecuencia se oculta el sentimiento de miedo con el de respeto, pero con la intimidación difícilmente se construye la paz.
Cualquier sociedad y grupo precisan de un conjunto de reglas. Sin embargo, una convivencia pacífica no se consigue sólo con el cumplimiento de dichas normas o leyes. El respeto requiere, par que sea auténtico, de unas condiciones que lo caracterizan e identifican:
* Ha de ser sincero, pues en su vivencia no cabe la hipocresía.
* Debe surgir libremente, un respeto impuesto acaba por rebelarse.
* Nace espontáneamente, sin la necesidad de grandes reflexiones teóricas.
* Busca el diálogo, pues la cerrazón y la sinrazón sólo conducen al conflicto.
La escuela y el entorno familiar, son un marco ideal para aprender este valor. Pero también pueden ser el lugar perfecto para que se den modelos de conducta que impidan el desarrollo del respeto y la tolerancia. Algunas de las actitudes que entrañan mayores dificultades en este sentido, y que es bueno detectar y corregir a tiempo, son: la envidia, el miedo, la inseguridad, la soberbia, la falta de autoestima, los autoritarismos. Superar estas actitudes y transformarlas en otras más positivas y solidarias no es tarea nada fácil…