El diccionario de la Real Academia Española (RAE) menciona cuatro significados de la palabra reflexión, que proviene del termino latino reflexĭo. Nos fijamos en una: la acción y efecto de reflexionar, la advertencia o consejo con que alguien intenta persuadir o convencer a otra persona, la acción y efecto de reflejar o reflejarse y la manera de ejercerse la acción del verbo reflexivo.
A través de la reflexión alcanzamos un mayor conocimiento y desarrollo personal. El conocimiento de uno mismo implica mirar hacia nuestro interior con actitud crítica y reflexiva. Así, podremos llegar a conclusiones que de forma objetiva y realista nos permitan conocer nuestras cualidades más importantes y los defectos que nos debilitan como personas. Observarse a sí mismo y reflexionar sobre nuestros sentimientos, emociones y actitudes, es muy importante para conocer mejor nuestras reacciones en los diferentes momentos y situaciones de nuestra vida.
La reflexión nos ayuda a saber con mayor claridad cómo somos y qué nos sucede. Es tratar de mirarnos desde fuera para saber con objetividad lo que nos está ocurriendo. Así, por ejemplo, es diferente estar nervioso o alterado dándote cuenta que lo estás, que estarlo sin saberlo. Es decir, cuando uno es consciente de su estado de ánimo o de sus sentimientos actúan en consecuencia, si uno está nervioso sabe que tiene que actuar con precaución y tranquilizándose, porque su estado de ánimo le puede hacer equivocarse en su forma de actuar o decir.
Las personas reflexivas analizan todo lo que les sucede y cuanto ocurre a su alrededor. Son personas que tienen control de sus emociones, no actúan con precipitación ni con ligereza sino que meditan todas las decisiones que vayan a tomar.
Todos podemos cambiar o mejorar nuestros hábitos y costumbres. Para ello, hemos de poner empeño y voluntad. Aumentar nuestra capacidad de reflexión o empezar a tener la costumbre de meditar, influirá de forma muy positiva en nuestra vida. Algunas pautas para aumentar nuestra capacidad de reflexión:
- Debemos habituarnos a pensar antes de hablar y de actuar. Nuestras palabras o actos deben ser el fruto de una reflexión previa y no de la impulsividad. Tenemos que saber que cuando actuamos con impulsividad y sin haber reflexionado, nuestros actos o palabras podrán perjudicarnos.
- Debemos buscar tiempo para pensar en nosotros. Deberíamos de tener el propósito de lograr a diario un momento de tranquilidad y de soledad, para poder pensar sobre nuestras ideas, emociones, etc. Parar el ritmo frenético que la sociedad nos ha impuesto en nuestras vidas y detenernos a pensar sobre nuestra propia vida y sobre nosotros.