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Los niños dependientes de sus adultos no nacieron así y han sido las circunstancias del ambiente en el que han crecido las que han hecho que el niño genere inseguridad. Por ello, tendríamos que preguntarnos cuales son las circunstancias del ambiente, y sobre todo, que características tienen los padres de este niño para que él se comporte así.
Que duda cabe que gran parte del problema se encuentra en la actitud excesivamente controladora y sobreprotectora de algunos padres.
Un padre con estas características tendrá sobre todo miedo a que ocurran muchas catástrofes que él mismo inventa, tendrá miedo a que al niño le ocurran un sinfín de contrariedades y siempre se muestra predispuesto a la catástrofe intentando impedirla, genera mucho control a su alrededor, de tal manera que nada se deja al azar.
Estos miedos mantenidos por los padres repercuten en el niño, ya que ven a éste como indefenso e incapaz de solucionar sus problemas, los padres son los encargados de solucionárselos y no confían en ellos y en sus capacidades.
En la infancia el niño no es consciente y se genera un vínculo entre ambas partes, unos necesitan que dependan de ellos y los otros necesitan ser dependientes.
Este tipo de padres no suelen estar preparados para la independencia del hijo y responderán con negativas a las posibles salidas, excursiones, etc. El niño responderá con rabia y se sentirá herido, palabras como “lo hacemos por tu bien” le sonarán a cuento chino y las discusiones y el desfase generacional estará servido.
Estos niños se sentirán indefensos y verán a los padres como personas muy fuertes, las cuales saben solucionar cualquier conflicto. La falta de confianza en las habilidades del niño y su excesivo control de los acontecimientos fomentarán en el niño inseguridad y miedo transmitido y fomentado por su propio padres. Los miedos del padre pasan al hijo y éste se transforma en una persona indecisa o miedoso, por el contrario también puede convertirse en un rebelde deseoso de libertad y autonomía.
Nunca debe olvidarse que los padres son el modelo a imitar por los niños y niñas, el espejo en el que se miran. Los pequeños hacen lo que ven hacer, no lo que se les dice que hagan.
NIÑOS INSEGUROS MIEDOSOS Y DUBITATIVOS
Los niños dependientes de sus adultos no nacieron así y han sido las circunstancias del ambiente en el que han crecido las que han hecho que el niño genere inseguridad. Por ello, tendríamos que preguntarnos cuales son las circunstancias del ambiente, y sobre todo, que características tienen los padres de este niño para que él se comporte así.
Que duda cabe que gran parte del problema se encuentra en la actitud excesivamente controladora y sobreprotectora de algunos padres.
Un padre con estas características tendrá sobre todo miedo a que ocurran muchas catástrofes que él mismo inventa, tendrá miedo a que al niño le ocurran un sinfín de contrariedades y siempre se muestra predispuesto a la catástrofe intentando impedirla, genera mucho control a su alrededor, de tal manera que nada se deja al azar.
Estos miedos mantenidos por los padres repercuten en el niño, ya que ven a éste como indefenso e incapaz de solucionar sus problemas, los padres son los encargados de solucionárselos y no confían en ellos y en sus capacidades.
En la infancia el niño no es consciente y se genera un vínculo entre ambas partes, unos necesitan que dependan de ellos y los otros necesitan ser dependientes.
Este tipo de padres no suelen estar preparados para la independencia del hijo y responderán con negativas a las posibles salidas, excursiones, etc. El niño responderá con rabia y se sentirá herido, palabras como “lo hacemos por tu bien” le sonarán a cuento chino y las discusiones y el desfase generacional estará servido.
Estos niños se sentirán indefensos y verán a los padres como personas muy fuertes, las cuales saben solucionar cualquier conflicto. La falta de confianza en las habilidades del niño y su excesivo control de los acontecimientos fomentarán en el niño inseguridad y miedo transmitido y fomentado por su propio padres. Los miedos del padre pasan al hijo y éste se transforma en una persona indecisa o miedoso, por el contrario también puede convertirse en un rebelde deseoso de libertad y autonomía.
Nunca debe olvidarse que los padres son el modelo a imitar por los niños y niñas, el espejo en el que se miran. Los pequeños hacen lo que ven hacer, no lo que se les dice que hagan.