Los niños déspotas, chantajistas y maltratadores, un fenómeno que va a más
Cada vez son más los niños que al crecer se convierten en déspotas, chantajistas y, en el peor de los casos, agresores de sus propios padres.
Un mal en aumento
Las escuelas de padres, los pediatras y psiquiatras se enfrentan a un mal de esta sociedad que parece ir en alza. "El niño empieza a decir no, a reclamar su nivel de autonomía a los dos años o incluso antes" señala el doctor Gutiérrez Casares. "Entonces, la pelea con el adulto es casi un juego, pero los padres deben saber controlar esas rabietas de sus hijos. Hay que ignorarlas. Si les haces caso, el tirano evoluciona y espera que el sistema social le haga caso igual que se lo hacen sus padres", apunta el especialista.
El doctor Quintero, añade que hay que educar ese carácter del pequeño desde la lactancia. "A medida que pasa el tiempo es más complicado retroceder. Nos encontramos con un adolescente que hace lo que quiere, cuando quiere. Un problema de verdad, tal vez irresoluble.
Un perfil sobreprotector
¿Qué tipo de padres conviven con estos pequeños déspotas? El jesuita Lluis Armengol, fundador hace treinta años de la escuela activa de Padres del Clot en Barcelona, ha conocido a muchos. "Son sobreprotectores, de los que cuando no le dejan un juguete a su pequeño en el parque van a la tienda inmediatamente a comprar uno igual. No hay que tener miedo a frustrarles. Si los niños piden algo que no creemos conveniente no hay que dárselo. Antes los padres eran autoritarios y eso era malo. Pero el otro extremo no es mejor. A veces, cuando los padres quieren imponerse, ya es demasiado tarde: los adolescentes ya les han puesto la mano encima", relata Armengol.
La casa es un infierno
Hay niños tan acostumbrados a imponer su voluntad a sus progenitores que pueden convertir sus casas en un verdadero infierno. "Han aumentado las agresiones, sobre todo verbales. Y no es raro que causen la separación de los padres. O la pareja es muy segura o la convivencia termina por quebrar, por afectar a los hermanos menores. Algunos envían al pequeño a un internado, al extranjero, para alejarles de casa" admite el doctor Gutiérrez Casares.
Consejos
Para el doctor F.J. Quintero, cuando los padres se encuentran con hijos de estas características deben preguntarse ¿Cómo ha llegado hasta aquí? ¿Cuál fue el primer pulso perdido entre la pataleta del niño y el aguante de los padres?
Los expertos aconsejan un vistazo al cuadro en que ha crecido el hijo. A menudo, los padres pasan mucho tiempo fuera de casa a causa del trabajo y se sienten culpables porque no atienden al pequeño lo suficiente, por lo que se convierten en demasiado protectores.
En casa, la televisión y los videojuegos tienen mucho espacio y poco control por parte de los progenitores (vea el mismo programa que su hijo, juegue con él a la consola).
¿Qué hay que hacer? ¿Es útil el castigo para este tipo de niños? El doctor Gutiérrez dice que, más que castigo, prefiere el premio cuando se hacen las cosas bien. "Hay que poner los límites, y no dejar que el niño se los salte cuando quiera. Hay que hacerle entender una idea: te quiero porque eres mi hijo, pero no me gusta ese comportamiento que tienes. No hay pastillas mágicas, pero los padres que aguantan, cambian mucho la conducta del niño".
(Diario Sur)