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LA FOBIA ESCOLAR





La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta al acudir a la escuela por algún tipo de miedo. Un miedo que puede estar relacionado con factores como la escolaridad (miedo al maestro, bajo rendimiento escolar, problemas con compañeros); los sucesos vitales negativos (enfermedad prolongada, ruptura de la unión familiar); la ansiedad de separación de los padres (negativa a separarse de la madre), bien como a otros agentes.



En los hogares en los que el hecho de ir a la escuela se convierte en un problema, las mañanas se llenan frecuentemente de lágrimas y discusiones.


Claros ejemplos son el del niño que se queja de dolor de estómago que también tiene dolor de cabeza e incluso que vomita. Se resiste a levantarse de la cama y se niega en rotundo a asistir al colegio. Algunos emplean tácticas distintas. Les produce tanta ansiedad salir de casa que se esconden debajo de la cama para que no puedan encontrarles. Otros deciden que no quieren ir más al colegio sin más.


Muchos de estos niños tienen motivos muy claros para comportarse de este modo, y unos pocos desarrollan un miedo intenso a ir al colegio (fobia escolar). Las emociones oscilan desde la ansiedad de la separación de la familia hasta el temor al bullicio escolar. Los niños no han aprendido todavía a hacer frente a los problemas del mundo exterior, así que tratan de evitarlos. En ocasiones, los problemas están dentro de casa. Por ejemplo, la familia pasa por un período de tensiones y el niño teme que ocurra algo mientras él está en la escuela.

Los padres dudan de que el hecho de obligar a un niño a ir a la escuela sea correcto. No saben si realmente el pequeño se siente mal, o bien si, como todos los niños en alguna ocasión, simplemente no quiere ir al colegio.


Cuando el problema surge, es decir, si el niño no quiere asistir a clase, se pueden seguir las siguientes estrategias de intervención.



1.- ESTABLECER LOS CRITERIOS PARA QUE EL NIÑO SE QUEDE EN CASA.

No asistirá al colegio si tiene fiebre (más de 37 grados) y unos síntomas de enfermedad bien definidos. En tal caso deberá permanecer en la cama.


Si se trata de que finge la enfermedad hay que asegurarse de que no pasará un día de juegos, diversión, etc. Hay que hacer patente el ambiente de enfermedad, no habrá visitas de amigos, ni salidas, tendrá que estar en la cama todo el día, con comidas ligeras y nutritivas.


En caso de que no exista enfermedad manifiesta se obligará al niño a ir al colegio.


2.- DESCUBRIR LAS RAZONES.


Hay que descubrir qué es lo que angustia tanto al niño como para que no quiera ir a la escuela.

  • Mantener una conversación.


Hay que animar al niño a que diga qué ocurre en la escuela que le produce rechazo. Intente que enumere lo que más le gusta y lo que menos le gusta de la escuela y que explique las razones. Intente averiguar si el niño más que tener miedo a la escuela, teme abandonar la casa. Los padres pueden ayudar al niño a hacer frente a sus sentimientos y pueden proporcionarle seguridad mediante su cariño y su comprensión.

  • Hablar con sus hermanos y sus amigos.


Con frecuencia, se logra conocer mejor los sentimientos del niño, preguntando a otros niños si saben qué problemas fomentan este comportamiento. En ocasiones, el hermano o hermana mayor conocen la situación y pueden ayudar.

  • Hablar con los maestros.

Hay que hablar del problema de comportamiento con los maestros del niño. Sea la dificultad de tipo académico o emocional, el maestro debe conocerla y será posiblemente de gran ayuda en la búsqueda de soluciones.

3. HACER UN PUENTE ENTRE EL HOGAR Y LA ESCUELA


Se pueden intentar las siguientes ideas para fomentar en el niño el deseo de ir a la escuela:

  • Sacar el tema de conversación en casa.


Se pueden marcar en el calendario los acontecimientos especiales de la escuela para animar al niño a que los espere con ilusión: "El próximo viernes es el día de............. ¡Va a ser divertido!" o "Tu clase irá a visitar el parque de bomberos esta semana. ¿Qué crees que se debe hacer allí? No te olvides de contármelo".

  • Utilizar la motivación del "enséñame" y "cuéntame".

Hay que ayudar al niño a que busque algo especial que enseñar y contar, tal vez su libro favorito, una foto de su gato o algo especial para compartir con sus compañeros de clase.

  • Comentar sus preferencias en el colegio y  utilizar esta información para motivarle.


"¿Hoy te toca dibujo y pintura, verdad? La profesora es muy simpática, ¿no? También hoy es día de deportes. Va a ser un día divertido"

  • Fomentar las amistades escolares.
Hay que ayudar al niño a que haga amigos y promueva las amistades que vayan surgiendo, especialmente si la escuela está lejos del barrio y el niño no conoce a muchos niños que vivan cerca. Debemos conseguir que sus amigos vengan a jugar una vez a la semana, incluso con los padres turnándose como anfitriones. A los niños mayores conviene incitarles a ver a sus amigos: " ¿por qué no llamas a tu amiga y la preguntas si quiere ir al cine contigo esta tarde?".

4. LLEVAR AL NIÑO AL COLEGIO

En la mayoría de casos lo que se desea es que el niño acuda a la escuela de forma regular una vez se ha comprobado su resistencia, especialmente después de las vacaciones o de las convalecencias. Cualquiera que sea la razón o la estrategia, hay que lograr que el niño vuelva a ir a la escuela normalmente.

  • Hay que conseguir que el niño aplique la rutina matinal.

Dirija todos los esfuerzos a prepararse y salir. Todo será más ágil si el ritual matutino está bien establecido. El hecho de vestirse y de tomar el desayuno debe convertirse en un hábito de modo que se realice rutinariamente sin muchas reflexiones. Si todo este proceso se ha hecho problemático, hay que cambiarlo.

  • Se deben ignorar los comentarios negativos.

No se debe responder a los comentarios negativos sobre la escuela. Por otro lado, hay que elogiar y reforzar los comentarios y acciones positivas.

  • Hay que guíar al niño si es necesario.

Si no hay otra solución, habrá que manejar al niño como si fuera una marioneta por las mañanas hasta que esté en su clase. De los padres, deberá hacerlo el que sea menos emotivo. Con una cara formal y positiva guiará sus movimientos, le llevará hasta la clase y una vez hecho esto, se marchará rápidamente sin dar opción al niño a hacerle una rabieta.


5. HACER QUE EL NIÑO PASE A LA FASE DE ASISTENCIA NORMAL A CLASE


Si hace tiempo que el niño no va a clase, o se resiste especialmente a ir, será preciso llegar a algún acuerdo con el maestro y el director de la escuela. Las sugerencias siguientes han sido positivas para muchos niños.

  • Conseguir que se espere al niño en la puerta.

Tal vez el maestro u otro miembro del personal de la escuela podrá esperarle a la entrada y llevarle a su clase. Esto debe hacerse con discreción, para que los otros niños no lo adviertan.

  • Consiguir que el niño pase tiempo en un lugar donde se sienta seguro.

Al principio del año escolar y con un niño que no se siente cómodo en la nueva clase, puede permitirse que pase cierto tiempo con su antiguo maestro para que se vaya facilitando la paulatina integración al nuevo medio.

  •  Es bueno acudir a la escuela en horas en que no haya clase.


Se puede llevar al niño a la escuela después de las horas de clase durante una semana; esto puede lograr que el niño se sienta menos incómodo, cuando otros niños estén allí.


6. REFORZAR LOS COMPORTAMIENTOS POSITIVOS DE ASISTENCIA A CLASE

Hay que consiguir que el niño sepa que sus padres  creen que es estupendo que vaya al colegio.

  • Hay que recompensar al niño con  atención.

 Hay que jugar con él. De vez en cuando es bueno ir a buscarle a la escuela para una merienda especial o una salida.

  • Hay que establecer un sistema formal de recompensas.

El niño ganará premios o refuerzos por estar preparado para ir al colegio y más tarde por su asistencia a clase y participar en las actividades de la misma. Al principio los refuerzos deben ser más intensos a fin de establecer el modelo de comportamiento. El sistema de premios se irá eliminando poco a poco hasta que se obtenga el comportamiento deseado. También deberá reactivarse después de las vacaciones o de una convalencencia.


7. CONSULTAR CON EL MÉDICO EN CASO DE FOBIA A LA ESCUELA


Algunos niños pequeños presentan considerable resistencia a ir a la escuela, y en este caso es probable que se precise ayuda médica para superar el problema.


 
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