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¿Qué se entiende por valor?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella.
El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar.
La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad .
Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos a desarrollen valores éticos y morales?
• Si persistimos en terminar un deber difícil, nuestro hijo estará más inclinado a terminar su tarea y sus deberes.
• Cuando no nos enfadamos al perder un partido de fútbol o de baloncesto, nuestro hijo aprenderá que el ganar no es el todo.
• Si nuestro hijo ve que sus padres se tratan con respeto, este es el ejemplo que llevará consigo en sus relaciones sociales.
• Cuando nuestro hijo ve que apreciamos y respetamos a las personas de todas las razas y religiones, es más probable que tenga amistades diversas a las que respete y aprecie.
• Cuando, por ejemplo, decimos a la cajera de una tienda que nos dio cambio de un billete de diez euros y le habíamos dado un billete de cinco, nuestro hijo ve cómo funciona la honestidad en acción.
• Si aceptamos los fracasos como parte íntegra de la vida—si nos levantamos y seguimos adelante—es más probable que nuestro hijo aprenda a sobrevivir las penas de la vida.
• Si somos capaces de reírnos de nuestros propios errores, nuestro hijo será más capaz de aceptar sus imperfecciones.
Nuestra actitud ante el dinero y las posesiones también moldean las actitudes de nuestro hijo. Si pensamos que su valor y el de otros se define en términos materiales, como los coches, las casas, los muebles y ropa bonita, es más probable que nuestro hijo adopte las mismas actitudes.
Es muy importante que cubramos las necesidades de nuestro hijo, pero debemos guiarlo para que vea la diferencia entre lo que necesita y lo que quiere.
Al darle una paga le ayudamos a comprender el valor del dinero. Tendremos que decidir cuánto le damos teniendo en cuenta nuestros recursos, la edad del niño y qué gastos se supone que va a cubrir con esta cantidad.
La paga permitirá que nuestro adolescente aprenda a ahorrar y a gastar el dinero con sensatez.
En algún momento los padres se sentirán desalentados y frustrados mientras sus hijos se enfrentan a la adolescencia. ("No puedo creer que mi hijo haya hecho algo tan estúpido y desconsiderado. ¿Qué hice mal?")
En general, no es necesaria la tragedia cuando nuestro hijo se comporta de una manera que contradice nuestras normas—siempre y cuando no lo haga con regularidad. El mal comportamiento debe reconocerse y enfrentarse. Pero en estos momentos, debemos de recordar nuestros propios tropiezos cuando teníamos esa edad.
LOS VALORES
¿Qué se entiende por valor?
Este concepto abarca contenidos y significados diferentes y ha sido abordado desde diversas perspectivas y teorías. En sentido humanista, se entiende por valor lo que hace que un hombre sea tal, sin lo cual perdería la humanidad o parte de ella.
El valor se refiere a una excelencia o a una perfección. Por ejemplo, se considera un valor decir la verdad y ser honesto; ser sincero en vez de ser falso; es más valioso trabajar que robar.
La práctica del valor desarrolla la humanidad de la persona, mientras que el contravalor lo despoja de esa cualidad .
Desde un punto de vista socio-educativo, los valores son considerados referentes, pautas o abstracciones que orientan el comportamiento humano hacia la transformación social y la realización de la persona. Son guías que dan determinada orientación a la conducta y a la vida de cada individuo y de cada grupo social.
¿Qué podemos hacer para que nuestros hijos a desarrollen valores éticos y morales?
• Si persistimos en terminar un deber difícil, nuestro hijo estará más inclinado a terminar su tarea y sus deberes.
• Cuando no nos enfadamos al perder un partido de fútbol o de baloncesto, nuestro hijo aprenderá que el ganar no es el todo.
• Si nuestro hijo ve que sus padres se tratan con respeto, este es el ejemplo que llevará consigo en sus relaciones sociales.
• Cuando nuestro hijo ve que apreciamos y respetamos a las personas de todas las razas y religiones, es más probable que tenga amistades diversas a las que respete y aprecie.
• Cuando, por ejemplo, decimos a la cajera de una tienda que nos dio cambio de un billete de diez euros y le habíamos dado un billete de cinco, nuestro hijo ve cómo funciona la honestidad en acción.
• Si aceptamos los fracasos como parte íntegra de la vida—si nos levantamos y seguimos adelante—es más probable que nuestro hijo aprenda a sobrevivir las penas de la vida.
• Si somos capaces de reírnos de nuestros propios errores, nuestro hijo será más capaz de aceptar sus imperfecciones.
Nuestra actitud ante el dinero y las posesiones también moldean las actitudes de nuestro hijo. Si pensamos que su valor y el de otros se define en términos materiales, como los coches, las casas, los muebles y ropa bonita, es más probable que nuestro hijo adopte las mismas actitudes.
Es muy importante que cubramos las necesidades de nuestro hijo, pero debemos guiarlo para que vea la diferencia entre lo que necesita y lo que quiere.
Al darle una paga le ayudamos a comprender el valor del dinero. Tendremos que decidir cuánto le damos teniendo en cuenta nuestros recursos, la edad del niño y qué gastos se supone que va a cubrir con esta cantidad.
La paga permitirá que nuestro adolescente aprenda a ahorrar y a gastar el dinero con sensatez.
En algún momento los padres se sentirán desalentados y frustrados mientras sus hijos se enfrentan a la adolescencia. ("No puedo creer que mi hijo haya hecho algo tan estúpido y desconsiderado. ¿Qué hice mal?")
En general, no es necesaria la tragedia cuando nuestro hijo se comporta de una manera que contradice nuestras normas—siempre y cuando no lo haga con regularidad. El mal comportamiento debe reconocerse y enfrentarse. Pero en estos momentos, debemos de recordar nuestros propios tropiezos cuando teníamos esa edad.